Gotas de animación en la lectura por Edgardo Civallero

Hoy compartimos con ustedes "Gotas de animación en la lectura", escrito por el colega Edgardo Civallero y publicado en cuotas entre los meses de junio y agosto. Aquí, en una recopilación, les presentamos las tres partes publicadas hasta la fecha. Esperemos que lo disfruten tanto como nosotros.

Imagen tomada de La magia de la lectura


Gotas de animación en la lectura: I, II, III

Una serie de pequeños aportes personales

Por: Edgardo Civallero

Las "actividades en torno al libro" son aquellas que buscan llevar a una persona (de cualquier edad) a enamorarse de los libros y de la lectura; es decir, son las que tratan de iniciar o de fomentar/mantener el proceso lector de una persona.

Combinan trabajo y juego, habla y escucha, técnica y arte, realidad e imaginación a partes iguales... 

Su objetivo principal es lograr que el libro pase de ser un mero objeto (en ocasiones, una mera "herramienta para el estudio") a ser una fuente de placer y de crecimiento continuo, una compañía constante, una puerta de entrada a muchos universos distintos y el primer paso de muchos caminos diferentes.

Generalmente estas actividades suelen enfocarse en determinadas franjas etarias, sobre todo en los niños. Esto resulta, en cierta forma, lógico. Sin embargo, la edad no debe (no puede) ser un factor excluyente. Cualquier momento es bueno para comenzar a disfrutar de la lectura, o para aprender a disfrutar de ella de formas diferentes a las ya conocidas y practicadas.

Una separación que muchos programas de animación a la lectura suelen marcar férreamente es que las "actividades en torno al libro" no son actividades diseñadas para enseñar a leer, es decir, para transmitir las destrezas de la lecto-escritura. De ello suelen ocuparse las instancias educativas formales (escuela, etc.). 

Esta separación suele basarse en el hecho de que aprender las destrezas de la lecto-escritura (alfabetizarse) es solo una breve fase inicial (podría decirse, incluso, una fase previa) dentro del proceso lector de una persona, un proceso que, por su parte, puede abarcar toda una vida.

Sin embargo, vincular ambas cosas, siempre que sea posible, es muy positivo (aunque conlleve un poco más de trabajo). De esta manera se asocian, desde el principio de la vida lectora de una persona (y sin importar la edad de la misma), el acto de leer y el gusto por leer.

Un "rincón de lectura" es un espacio creado en una clase, una biblioteca o incluso en una casa, con el propósito claro de que sirva exclusivamente para la lectura.

Las características que se brindarán a continuación son recomendaciones para un "rincón de lectura" infantil; el resto de franjas etarias suelen responder mejor a "rincones" con otras características. Ello no quiere decir, por cierto, que adolescentes, jóvenes, adultos y personas mayores no puedan disfrutar del "rincón de lectura" infantil, o que los principios explicados no puedan adaptarse para diseñar los "rincones" de otros tipos de usuarios...

Un "rincón" gana mucho si es un espacio cerrado o semi-cerrado, ya sea natural (un espacio particular dentro de un edificio) o artificial (espacio delimitado mediante biombos, mallas, cortinas, pequeños muros de cojines, estanterías, pósteres gigantes, etc.). Sea como sea, tiene que tratarse de un "rincón": los niños tienen que sentir que "entran" en él.
Ese rincón tiene que estar caracterizado (mediante su decoración o su propia estructura) como un espacio aparte, diferente, "otro". Un espacio "especial", distinto del resto (de la biblioteca, la escuela, la casa...). No es siquiera necesario que haya revistas, afiches, carteles, dibujos de los propios niños o muñecos y figuras de personajes populares (o no). A veces basta con una planta rara, una máquina vieja, un globo terráqueo o una maqueta curiosa para marcar la diferencia, la particularidad, lo "especial"...

El rincón tiene que estar lleno de:

(a) Libros, libros y más libros. 

(b) Elementos en los que guardar esos libros (estanterías, cajas, cestos, bolsas, mochilas); lo mejor es que tales elementos no tengan ninguna relación con los libros en la mente del niño.

(c) Una superficie en la que sentarse (cojín, alfombra) y una buena iluminación.


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